8 marzo, 2012
Hoy necesito reflexionar en voz alta. Dejaré a un lado las leyes, los reales decretos y el derecho en general, y voy a tratar de compartir con vosotros una serie de inquietudes acerca de unas vivencias recientes.
¿Por donde empezar? Muchos conoceréis el programa Emprender + Cerca que anualmente desarrollamos en la Cátedra de Emprendedores. Por si acaso, os resumo brevemente que consiste en una acción en las que se lleva a cabo unas breves visitas a las clases de los alumnos de último curso de todas las titulaciones impartidas por la UCA. En esa visita, que apenas dura diez minutos, se trata de fomentar la cultura emprendedora y cambiar la percepción que se tiene sobre el emprendimiento presentándola como una alternativa profesional válida. Así, cada año los técnicos de la Cátedra nos “pateamos” literalmente los distintos centros de nuestra Universidad y nos dirigimos con ilusión y energía a aproximadamente 1.500 de nuestros alumnos. Bien, hasta ahí nada que destacar…
Sin embargo, estas visitas permiten conocer la percepción que tienen nuestros alumnos de la crisis que vivimos, medir la temperatura de su crispación y vislumbrar como afrontan su futuro profesional y personal.
Y aquí es dónde empieza mi reflexión. Me da la sensación que el entorno que nos rodea, que para algunos medios parece ser casi apocalíptico, está afectando mucho a nuestros alumnos, que recordemos constituirán el capital humano de nuestra región. Y a nadie debe extrañar que este pesimismo constante que nos invade cada día con las cifras de desempleo, la crisis financiera o la austeridad del gasto público está calando en este eslabón de la cadena.
Y repito que me da la impresión que nuestros futuros titulados, de forma mayoritaria, no perciben oportunidades laborales tras su titulación, y menos aún perciben oportunidades empresariales. No perciben futuro para ellos y parece que su paso por las aulas universitarias es tan necesario como poco fructífero. No tengo datos concretos para hacer esta afirmación, aunque los últimos datos del CIS sobre evaluación de la situación económica de Españay sobre probabilidad de perder o encontrar un empleo sí parece que certifican esta afirmación.
Y la consecuencia de todo ello parece ser un bloqueo psicológico que impide reaccionar. Esta reacción, seamos sinceros, es muy humana. ¡Pero mucho cuidado con este bloqueo porque parafraseando a Eduardo Punset “el miedo ha sido evolutivamente la mayor amenaza de la felicidad, a la que he definido como la ausencia del miedo”!. Qué dura es esta afirmación si pensamos que nuestros alumnos tienen un gran obstáculo en su camino hacia la felicidad…
Como técnico en creación de empresas se les insiste en que lo más importante para desarrollar un proyecto empresarial no es la financiación, ni los trámites burocráticos, ni la fiscalidad. Que lo más importante es la idea, la IDEA con MAYUSCULAS. Y no cualquier idea, sino algo diferente e innovador que represente una verdadera oportunidad de negocio. Se les reta a que sean actores del cambio de modelo productivo con sus ideas. Se les explica que hay margen para la creación de nuevos productos y servicios en cualquier rama del conocimiento. Se apela a su creatividad, a su iniciativa, a su liderazgo y al conocimiento que adquieren en las aulas. Y se afirma que si alguno da el paso al frente, el entorno es el más adecuado para escuchar su idea, para apoyarlo y ayudarlo.
Y la sorpresa es que muchos de ellos se irritan ante este planteamiento. Se oscurece el aula y el pesimismo en forma de urdangarines, cumbres europeas, recortes presupuestarios, deslocalización de industrias, escasa financiación bancaria y un largo etcétera los invade nuevamente.
Entonces uno no puede negarles que la situación es complicada para todos… incluido para uno mismo. Que nuestra sociedad quizás no esté introduciendo los ingredientes necesarios para que se produzca un excelente caldo de cultivo emprendedor. Pero que bajo ningún concepto pueden cruzarse de brazos y esperar que las soluciones definitivas a su propio futuro profesional lleguen desde un despacho ya sea de Madrid, de Bruselas o cualquier otra parte. Que las cartas son las que son en esta partida y que tengan “arrojo” e inteligencia para jugarlas… Y que esa forma de jugar también es sinónima de emprender! No obstante, para algunos la obstinación perdura después de mi última arenga.
Repito que la visita apenas dura diez minutos. Poco se puede aportar para un necesario cambio cultural a este respecto. Y ahora pienso y relfexiono sobre la falta que hace fomentar la cultura emprendedora en las aulas, desde edades más tempranas, ya sea con alumnos de primaria y secundaria, o cpm alumnos universitarios, y mucho más allá de la creación de empresas o de puestos de trabajo. No valen diez minutos y sabemos que se están haciendo esfuerzos en ese sentido, cada vez más, pero confío que este propósito no se quede en una mera declaración de intenciones recogidas en un BOJA.
Pero como soy optimista por naturaleza me niego a pensar que el futuro que nos espera no será mejor que el presente. Que las ideas brotarán y la temperatura social se relajará. Siempre positivo, nunca negativo… que para eso soy abonado de Fondo Norte del Cádiz C.F. y algún bendito día jugaremos la UEFA, verdad?
Raúl Medina Tamayo
Técnico de la Cátedra de Emprendedores de la UCA