Puede parecer una exageración pero hay riesgo real de sobreesfuerzo al trasladar paquetes en un cambio de oficina, al levantar de forma inadecuada una caja de folios, al agacharse para coger un bolígrafo del suelo o al arrastrar tu maleta en un viaje de trabajo.
Cuando es un empresario el que se lesiona en alguna actividad, suele darse menos importancia a dicha lesión que si la padeciera un trabajador. Hay que dejar claro que ambas lesiones son accidentes laborales, la diferencia está en que el empresario, la mayoría de las ocasiones, no los tramita ni los gestiona como tal, por el hecho de no poder dejar de ir a trabajar. En cambio los trabajadores tienen y deben acudir a la mutua para recibir la atención necesaria, cumpliendo la empresa con la obligación de protegerlo.
En la actualidad, son muchos los casos de sobreesfuerzo que sufren los profesionales a consecuencia de los trabajos que se desarrollan. No siempre en todos los casos es provocado por el trabajo en sí mismo, sino que son patologías sufridas con anterioridad al inicio de su actividad laboral. Estas pataologías suelen empeorar a lo largo de los años a consecuencia de los trabajos desempeñados.
Según algunos estudios realizados sobre prevención de riesgos laborales, los sobreesfuerzos suponen casi el 30% de la siniestralidad laboral de tipo leve y se eleva al 85% en las enfermedades que padecen los profesionales.
Los factores desencadenantes de las lesiones por sobreesfuerzo pueden ser:
- Manipulación manual de cargas
- Posturas forzadas,
- Movimientos repetidos,
- Aplicación de fuerzas excesivas,
- Vibraciones, etc.
- Peso máximo recomendado 5 kg.
- Evitar manipular cargas al nivel del suelo o por encima de los hombros.
- Evitar giros e inclinaciones del tronco.
- La postura correcta es como la espalda recta.
- Utilizar ayudas mecánicas o la de otro compañero.
- Reduce o rediseña la carga si es posible.
- Realiza pausas de recuperación
- Regula el ritmo de trabajo.
- Manipula las cargas en superficies estables