Julio Segundo analiza cómo ha evolucionado la percepción sobre el emprendimiento en los 18 años de funcionamiento del servicio
La Universidad tiene muchas palabras aparejadas. Inversión, investigación y titulaciones son las evidentes. Cuando se habla con los estudiantes también pueden aparecer términos como temario, exámenes y, por qué no, diversión. Y si acercamos un poco la lupa hay un vocablo que se ha instalado no solo en los alumnos, sino también en el profesorado y en todo el ecosistema que acompaña a la Universidad: emprendimiento. Al hablar de emprendimiento en la Universidad de Cádiz es obligado hacer referencia a Julio Segundo miembro del equipo UCAEmprende, (es coordinador, pero él prefiere entender el servicio como un trabajo grupal) donde desarrolla su trabajo desde que comenzó a funcionar en 2007 lo que entonces se llamaba Cátedra de Emprendedores. En esta entrevista, analiza la importancia del acompañamiento del alumnado y de no dejarse arrastrar por los mitos que arruinan el proceso de emprender. Él es un buen ejemplo de cómo el entorno emprendedor puede acompañar al ciudadano toda su vida: ha estudiado en la UCA diplomatura, licenciatura, máster y doctorado relacionado con estudios empresariales y, desde su cargo, ayuda a que surjan las nuevas generaciones de emprendedores.
La Cátedra de Emprendedores, ahora UCAEmprende, cumple 18 años. ¿Cómo ha cambiado la percepción de la propia universidad?
Ha cambiado de una forma radical. El servicio nació hace 18 años como Cátedra de Emprendedores, pero pronto entendimos que la palabra cátedra evocaba otros ámbitos más tradicionales de la universidad y que resultaba algo lejana para los estudiantes. Finalmente, evolucionamos hacia el nombre UCAEmprende, mucho más cercano y representativo. Y respondiendo a tu pregunta, el cambio —tanto entre el propio alumnado como dentro de la institución— ha sido enorme. Si me permites la broma, hace 18 años la palabra emprendimiento sonaba casi a cofradía; no había familiaridad con el concepto. Hay que tener en cuenta que la UCA fue pionera, junto con la Universidad Politécnica de Valencia y la Universidad Autónoma de Barcelona, en introducir el emprendimiento como materia docente y en crear una unidad específica dentro del organigrama universitario. En aquellos primeros años, nuestro trabajo consistía en convencer de la necesidad de fomentar la creatividad y la innovación por cuenta propia, en impulsar el cambio de concepto. Existía un servicio de empleo, pero en materia de creación de empresas o de emprendimiento, prácticamente no había nada. Hoy, 18 años después, todas las universidades cuentan con una unidad similar, y el emprendimiento está plenamente integrado en los planes estratégicos de la Unión Europea y de las distintas administraciones educativas españolas.
Me decía que también había cambiado la percepción del alumnado.
Ahí el cambio ha sido también radical. Ahora ya hay escolares en etapas tempranas —como Secundaria, Bachillerato o Formación Profesional— que han cursado asignaturas relacionadas con el emprendimiento. El concepto y sus principios básicos ya no les son ajenos, incluso a estudiantes de ramas que antes parecían alejadas de este ámbito, como las titulaciones más técnicas. Gracias a eso, el esfuerzo inicial de fijar los conceptos o de cambiar las actitudes ya no es tan intenso como antes. Ahora podemos centrarnos más en perfeccionar los métodos de trabajo y en avanzar hacia lo concreto. Un buen ejemplo de ello es que, en nuestras instalaciones de El Olivillo acogemos actualmente a cinco empresas tecnológicas y en el espacio de coworking damos cabida a una veintena de emprendedores. Esa es, precisamente, la concreción final de todo este trabajo: ver cómo las ideas y las vocaciones se transforman en proyectos reales.
La próxima semana se celebra la Semana Global del Emprendimiento. ¿Por qué es importante que la universidad desarrolle este tipo de actividades?
Por una parte, porque tenemos el conocimiento. La Universidad de Cádiz cuenta con un gran know-how gracias a sus profesionales. Y por otra, porque en el mercado se nos reconoce como un agente de valor y, sobre todo, neutral. A veces, con determinadas instituciones o entidades, por cuestiones de color político o posicionamiento, no todos se sienten igual de cómodos, y ahí la universidad puede actuar como punto de encuentro. Además, es importante porque la universidad del siglo XXI debe entenderse como una institución abierta, conectada con su entorno, un verdadero agente de cambio y de desarrollo del territorio donde se asienta. En ese sentido, estas actividades nos ayudan a conocer mejor, a comprender y a contribuir al territorio al que pertenecemos.
Llama la atención el papel protagonista que le dan a los jóvenes en el emprendimiento en la Universidad de Cádiz, contando incluso con los escolares.
Nuestro público principal son los estudiantes. En UCAEmprende trabajamos con tres grandes líneas: fomento, formación y apoyo. En las dos primeras, la mayoría de participantes son estudiantes, porque están en una etapa en la que están adquiriendo conocimientos y formando su actitud emprendedora. En la tercera línea, la de apoyo, la mayor parte son egresados de la UCA, que por lo general sigue siendo gente muy joven. Cuando terminas los estudios, empiezas a caminar por la opción profesional que has elegido, y muchos de esos jóvenes ya graduados siguen necesitando acompañamiento. Tenemos claro que debemos acercarnos a las aulas, porque el emprendimiento nunca es pasivo. Vamos a los centros, y aunque es un trabajo intenso, merece la pena. Ahora mismo —por ejemplo— estamos en la Facultad de Ciencias de la Educación. Si no hacemos ese esfuerzo de presencia, es muy complicado que los estudiantes conozcan realmente las herramientas que tienen a su disposición. Muchos creen cosas que son mitos, como que para emprender hace falta tener mucho dinero, y parte de nuestro trabajo es desmontar esas ideas y recordarles que la UCA estará ahí también después de su etapa universitaria. A los estudiantes en particular, pero también a todo el entorno de la provincia, les repetimos el mismo mensaje: la universidad es para toda la vida. Una vez que terminas tu carrera, la Universidad de Cádiz sigue acompañándote.
En unos días celebrarán en el Pay Pay la iniciativa de ‘El éxito del fracaso’, ¿es necesario educar a los jóvenes en la aceptación del fracaso? ¿Cuánto pesa el miedo a fracasar entre los universitarios?
Pesa mucho el miedo al fracaso. Y no solo entre los universitarios de la UCA, sino en general. En las culturas latinas tenemos un concepto del fracaso mucho más duro y definitivo que en el mundo anglosajón. Para nosotros, la palabra fracaso es muy contundente, parece que cierra la puerta a una segunda oportunidad. En cambio, los anglosajones utilizan el término fail, que no tiene esa carga tan negativa; es un tropiezo, algo que forma parte del proceso y te permite relanzarte, volver a pensar y a intentarlo. Es una batalla cultural más profunda, porque tiene que ver con cómo entendemos el error y el aprendizaje. Y en nuestro caso, todavía es un tema que necesitamos trabajar más desde la educación y desde la sociedad. En UCAEmprende le insistimos al alumnado que hay que prepararse para que los primeros experimentos no salgan del todo bien y que hay saber que eso es parte del proceso.
¿Qué es lo que más inquieta a los jóvenes a la hora de emprender?
Normalmente, cuando preguntamos en clase qué les falta para considerarse personas emprendedoras, vemos que va mucho más allá del miedo a crear una empresa. Emprender también significa generar ideas y transformarlas en proyectos —ya sean empresariales o sociales— que aporten valor a los demás. Un buen ejemplo es Betania, una asociación que trabaja en otros ámbitos del emprendimiento social. Uno de los grandes mitos es pensar: “no tengo una gran idea, no soy una persona creativa”. Y no es así. La creatividad se puede entrenar. Como cualquier otra competencia, puede desarrollarse con trabajo y práctica.
El segundo gran obstáculo que mencionan es la financiación. Nosotros tratamos de romper ese miedo utilizando metodologías que parten de una idea sencilla: fracasa rápido, fracasa barato. Es decir, si un proyecto no va a tener recorrido, mejor descubrirlo pronto, antes de haber invertido demasiado tiempo y dinero. Se trata de validar paso a paso, de forma ágil y realista, hasta dar con la propuesta que realmente funcione.
¿Se ha animado usted con alguna iniciativa emprendedora?
Sí, me he animado. En realidad, he tenido dos intentos o “gérmenes” de iniciativa emprendedora. El primero fue con un equipo promotor que, finalmente, no llegó a salir adelante. Más adelante participé en otro proceso de emprendimiento con un compañero de otra institución, con una idea que en principio nos parecía buena, pero que no tuvo recorrido. Pero esos dos procesos fueron también aprendizaje. Emprender es poner gasolina en forma de tiempo, dedicación y esfuerzo, y a veces el resultado no es el esperado. Pero en el proceso aprendes muchísimo: a planificar mejor, a validar antes y a tomar decisiones con más criterio.
La Universidad de Cádiz ha sido finalista en los Impact Awards. Ese tópico de que desde Cádiz no hay emprendimiento parece estar completamente descartado.
Ese es un tópico radical. Desde el grupo de investigación SEJ360 Estrategia, creación de empresas y fenómeno emprendedor lo vemos claramente. En los resultados del GUESSS, el estudio internacional sobre actitud emprendedora en el ámbito universitario, el alumnado de la UCA no solo no está por debajo, sino que se sitúa por encima de la media nacional en determinados indicadores. Si analizamos el ecosistema emprendedor de la provincia y lo comparamos con grandes polos como Madrid o Barcelona, Cádiz no está tan lejos como a veces se piensa. En número de personas, evidentemente, hay diferencias, pero en condiciones, talento y capacidad emprendedora, estamos muy cerca. Es un gran mito eso de que desde Cádiz no se emprende. Además, muchos de los proyectos que hoy triunfan fuera tienen su origen en nuestra universidad. Por ejemplo, recientemente, el premio a la mejor iniciativa en los Impact Awards fue para Málaga Tech, una empresa fundada por un antiguo estudiante de la UCA, de Algeciras, formado en la Escuela Superior de Ingeniería.
En una entrevista, los integrantes de ‘Local Vibes’ dijeron que para animarse a emprender había sido fundamental el profesorado de la UCA. ¿cómo de importante es contar con un profesorado y una estructura en la universidad que impulse el emprendimiento?
Es fundamental. Que haya docentes con esa actitud emprendedora ha sido, de hecho, uno de los grandes cambios que he vivido en los últimos años. Hoy contamos con un profesorado capaz de detectar a estudiantes con inquietudes emprendedoras desde fases muy tempranas y de acompañarlos desde el principio, sabiendo a quién derivarlos y qué recursos ofrecerles. Ese primer impulso, esa orientación inicial, marca la diferencia. Cuando el profesorado se implica y se genera una estructura universitaria sólida, los resultados se multiplican: surgen proyectos con más recorrido, se crean empleos de calidad y, lo más importante, se fomenta que ese talento se quede en el territorio y crezca aquí.